¿Hay alguien ahí?
¿O como estamos en agosto, se ha ido todo el
mundo de vacaciones? ;) A mí ya se me han terminado, así que vuelvo a la carga
dispuesta a compartir con vosotros una de mis recetas estrella.
Este mes de agosto es mi cumpleaños, pero
como soy una señorita la edad no se dice (31). Podría aprovechar la ocasión y
enseñaros alguna tarta de estas de chuparse los dedos, pero me he decantado por
los petit suise caseros. ¿Por qué?
Pues porque es una de las recetas que más veces he preparado en casa, que todo
el mundo que la prueba se muere del gusto... ¡y porque es una de las cosas que
más echo de menos!
Hace unos 3 años me detectaron una alergia un
poco rara: a la carne de mamífero. El caso es que hace poquito me han dicho que
la alergia se ha “ampliado” y tampoco puedo comer lácteos ni nada procedente de
mamíferos. Lo que me da alergia es un azúcar que está presente en estos
animales. Así que os podéis imaginar, con un blog de repostería y “quesoadicta”
que llevo siendo toda mi vida... ¡menudo palo! Así que los petit suise, que
tantas alegrías me han dado, ya no los puedo volver a probar.